Desde el siglo XIX la impronta de las bandas de música militares fue muy patente en las «civiles». En su aspecto externo, la uniformidad de las pequeñas agrupaciones rurales como «La Primitiva» y «La Moderna» también conocidas popularmente como la «la chincha» y la «piojo» imitaban los uniformes en boga en el ejército, tal y como se constata en las viejas imágenes conservadas en las que, por ejemplo, puede verse a los miembros de «La primitiva» con uniformes de «corte inglés», que eran reglamentarios entre la oficialidad del Ejército español en los años 1920.
El primer uniforme propio de la «Unión» se diseñó en los orígenes de la Sociedad, en la década de 1930. Se trataba de un traje azul marino (gorra, guerrera y pantalón) con franjas amarillas, confeccionado por «La Japonesa», que era una casa especializada en estos menesteres. Desde muy pronto, la banda sajeña fue conocida por su buena presentación formal en la que la vestimenta era importante, pese alas graves penurias de la época. La pobreza de medios era tanta que los uniformes se iban pagando como se podía aunque de forma tan lenta que con la disolución transitoria de la banda al comienzo de la guerra de 1936 aún no se había completado su pago. Pero «La Japonesa» no olvidó la deuda en los tres años de contienda, así que a partir de 1939 exigió su liquidación so pena de retirar los uniformes. La Unión no tuba más remedio que vender un saxofón para poder pagarlos.
Durante los años 1940 y en parte de loa siguiente década la banda continuó utilizando los uniformesazul marino. Sin embargo, en 1956 la Sociedad se reorganizó adquiriendo el nuevo nombre de «Unión Musical y Artística» y la totalidad de los ejecutantes se vistieron ya con nuevos uniformes grises, cortados como no podía ser de otra forma según el estilo militar del momento.
Hasta 1967, tras una década de intensa actividad, «los ya raídos ropajes grises» se reemplazaron por otros más elegantes de color azul claro. La operación se insertó en el marco de una vasta iniciativa que supuso también la renovación íntegra del instrumental, adoptándose por fin el diapasón normal.
En cualquier caso, pese a los sucesivos cambios, la Unión Musical procuraba siempre una óptima uniformidad. En ese sentido es sintomático el artículo XIII del Reglamento aprobado en diciembre de 1976 que, ante posibles desviaciones, regulaba estrictamente los complementos de la guerrera y el pantalón.
«La uniformidad y marcialidad de nuestra banda deben ser exigidas por cada uno de sus componentes. Para ello se recuerda que nuestro uniforme se complementa con camisa blanca, corbata negra, zapatos y calcetines de color negro».
Por su parte, en la Asamblea general de enero de 1977 se proseguía con la política de mejorar la uniformidad acordándose renovar de nuevo el uniforme. Ahora, la gorra, la guerrera y el pantalón sería de color azul marino. Fue entonces cuando surgió la idea de complementar los calurosos trajes con unas camisas «para el verano». Otra vez la decisión se integraba en un programa de inversiones más amplio, como era en este caso la grabación del primer disco de la Sociedad. La grabación del disco se asociaba a la nueva confección de uniformes y todo el proyecto alcanzaba un gasto muy elevado para el que sería precisa la financiación con la venta de lotería y rifas, entre otras acciones coordinadas por una comisión. Al final el adjudicatario del lote fue el sastre Vicente Esteva, «el retal» y el coste por unidad ascendió a 5.985 pesetas, a las que había que sumar el precio de los escudos que había que añadir a los uniformes.
Por fin, el 29 de octubre de 1977 la Unión Musical estrenó sus nuevos uniformes azul marino en el XIII Certamen Provincial celebrado en Alicante. Para esa fecha ya se había recibido del pueblo “sobre todo de “entidades de crédito, industria y comercio en general) una importante cantidad para sufragarlos, en una campaña que se prolongó durante meses.
A comienzos de los años 1980 la banda de Sax comenzó a plagarse, poco a poco, de uniformes femeninos. No obstante, la primera chica de la Sociedad ya venía tocando desde la fiesta de Santa Cecilia de 1975 con una vestimenta que no se libraba de las trazas paramilitares aún vigentes, en el caso femenino con un ligero toque infantil añadido.
El uniforme para la mujer era del mismo color azul marino y se remataba con un forro de “barquilla” en vez de “plato” y una falda plisada que se complementaba con calcetines. A partir de 1988 la falda fue sustituida por un nuevo modelo liso y se incorporaron medias en lugar de los calcetines.
El uniforme de verano que se creó en 1977 fue durante más de una década una camisa azul, sustituida a finales de los años 1980 por otra de color blanco.
Con el paso de los años se iba atenuando el estilo militar de la banda, así a partir de 1984 la gorra cayó en desuso. Aunque desde hacía tiempo se venía eximiendo su utilización con frecuencia creciente, fue desde entonces cuando desapareció un complemento que siempre había estado presente en la historia de las bandas de Sax. Sin duda, la “desmilitarización” estética de la Unión Musical estaba en consonancia con el signo de los tiempos, y también con la decidida voluntad de priorizar las actuaciones en concierto suprimiendo así una prenda cuyo sentido pleno se alcanzaba sin duda en el pasacalle.
La última renovación del diseño de los uniformes antes de que la Unión musical cumpliera sus primeras bodas de platino tuvo lugar en el año 2000.
En la Asamblea General de marzo de 1999 se aprobó la nueva confección con el siguiente y explícito deseo de que el “… nuevo uniforme “sea) para conciertos, certámenes, festivales, etc. ya que el actual se queda un poco anticuado”. El prototipo del nuevo diseño, de color negro, con corbata granate y alejado ya de todo aire militar, se confeccionó en valencia “gustando a todos su estilo, color, tela y complementos”. Para su financiación (hay cosas que nunca cambian en la historia de la unión Musical) fue precisa la suscripción de un crédito bancario. También entonces fue cuando se propuso la creación de un “pantalón para las mujeres”.
Finalmente, en mayo de 2000 se presentó a los sajeños el uniforme que, con el milenio cumplido, completaba hasta entonces la pequeña historia de los ropajes de la Unión Musical. La Junta Directiva justificó entonces la nueva uniformidad con las explícitas palabras siguientes:
“…con el fin de darle un toque de distinción y modernidad a nuestra banda, con el único objeto de que todos nos podamos sentir orgullosos no solamente cuando actúa en nuestro pueblo, sino cuando sale fuera a dejar bien alto el pabellón de Sax…».